Cuando nací, Fidel casi cumplía los 65. No viví los tiempos del Granma, ni los de Girón. Supe de sus hazañas por mis padres, mis primeros maestros y los libros de Historia.Lo conocí a través de la televisión, de los discursos del Período especial. Recuerdo un rostro sincero y con el síndrome de preocupación constante por el futuro de Cuba.
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